Minimizar el desperdicio alimentario es un desafío crítico para las empresas de restauración colectiva, que buscan constantemente equilibrar la producción con el consumo real. Sin embargo, la planificación más exhaustiva no impide que a veces cocinemos por encima del consumo real. Aprovechar este excedente de comida elaborada es muy importante tanto desde un punto de vista de responsabilidad social como en términos de sostenibilidad, porque así aprovechamos los recursos hídricos y energéticos invertidos en la producción de la materia prima y su elaboración y contribuimos a reducir nuestra huella de carbono.
Gracias a nuestra colaboración con el canal Oreka, iniciativa pionera y especializada en estas gestiones, en los últimos meses hemos distribuido a consumidores finales 2.250 kilogramos de comida cocinada, lista para su consumo y en las mejores condiciones. Esos kilogramos representan unas 7.700 comidas que han cumplido su propósito, al aprovecharse adecuadamente
Todas y todos debemos enfocarnos hacia una gestión alimentaria más consciente, reduciendo el desperdicio en beneficio de la comunidad.