
Urdaneta es un notable colegio concertado ubicado en Loiu, Bizkaia. Su director académico, Daniel Bengoechea, ha trabajado junto a todo su equipo para que el curso 2020-21, pese a haber estado mediatizado por la pandemia Covid-19, haya transcurrido con buen ritmo y manteniendo la calidad de su oferta educativa, sus actividades y servicios. La respuesta de todas las personas implicadas y del propio alumnado ha sido clave.
P- La primavera de 2020 se estudiará como un periodo en el que todo el sistema educativo vivió un enorme estrés: sin clases asistenciales, uso masivo de herramientas online, conciliación forzada y a veces imposible, alumnado aislado sin contacto social… ¿Cómo se vivieron aquellas fechas en un colegio de la dimensión de Urdaneta?
R- Todavía recordamos cómo, de un día para otro, se suprimían las clases presenciales. Pensábamos en un principio que la medida era provisional pero la realidad fue bien distinta. Fue una época vivida con mucha tensión. A la sensación de incertidumbre e inseguridad con la situación se sumaba el sentido de la responsabilidad. Organizar un colegio para garantizar una educación a distancia al mismo tiempo que avanza el curso es sumamente complejo, y más si esa organización tiene que hacerse a su vez sin contacto presencial entre las personas. En cualquier caso, hacemos un balance positivo de la capacidad de reacción del colegio y de la implicación de la comunidad educativa.
Estamos consiguiendo cumplir con los objetivos previstos y alcanzar niveles de aprendizaje similares a otros años
P- Unos meses después, en septiembre de 2020, se apostó por un retorno a las aulas que se antojaba muy difícil y arriesgado. Sin embargo, la percepción general es que las cosas han ido mejor de lo que se esperaba, ¿coincide con esta apreciación? ¿Qué balance hace del curso que ahora termina?
R – Estoy de acuerdo, creo que ha ido mejor de lo esperado. Comenzamos el curso con un alto grado de incertidumbre, con el recuerdo permanente de unos meses previos en los que se suspendieron las clases presenciales y con el interrogante de poder generar un entorno seguro para los alumnos y profesionales del colegio.
A punto de terminar el curso, el balance es positivo, estamos consiguiendo cumplir con los objetivos previstos y alcanzar niveles de aprendizaje similares a otros años. La implicación de todas las partes: las personas del centro, docentes y no docentes, alumnos, familias y personal de los servicios que presta el centro ha conseguido, en base a un incremento considerable de trabajo y de compromiso, alcanzar las metas fijadas a principio de curso.
P – Buena parte de los medios de comunicación y no pocas personas en sus redes sociales han puesto sobre los adolescentes y jóvenes el foco del incumplimiento de algunas normas sanitarias fundamentales. ¿No cree que, contrariamente a esa percepción, una abrumadora mayoría de jóvenes ha tenido un comportamiento irreprochable? ¿Cómo se ha percibido en Urdaneta?
R –Nuestra impresión es que, dentro del colegio, la actitud general de los alumnos está siendo fantástica. No podemos olvidarnos de las características de los centros educativos, con alumnos en edades complicadas, un lugar donde pasan muchas horas al día y con normas estrictas que han cambiado considerablemente la manera habitual de funcionamiento. Aunque a final de curso se nota el cansancio con las normas y los protocolos, el grado de cumplimiento y la actitud de los alumnos está siendo ejemplar.
P – Cuando se produjo el confinamiento domiciliario de 2020 el alumnado dejó de comer en el colegio. Fue un frenazo en seco. Algunos centros todavía notan una merma en el uso de este importante servicio, ¿cree que el retorno a la jornada partida y el progreso en la lucha contra la pandemia contribuirán a la recuperación?
R –En nuestro caso hemos mantenido la jornada partida. Hemos establecido un protocolo riguroso en el uso de comedor, distribuyendo la ocupación, incrementando turnos y distancias e intensificando la higiene. El trabajo conjunto con los responsables de Gastronomía Baska ha sido continuo y hemos recuperado los niveles de ocupación del comedor que teníamos antes de la pandemia.
P – Cuando los niños y niñas comen en sus hogares, hace falta planificar y dedicar más tiempo y recursos de lo habitual para que tengan una alimentación sana y equilibrada. Quizá a partir de ahora se valore mejor la importancia del comedor escolar, con dietas elaboradas de forma profesional, planificada y controlada.
R – La importancia del comedor escolar está fuera de toda duda y cada vez es más valorada por las familias que hacen un seguimiento permanente del mismo. La calidad en el servicio, la transparencia y la correcta comunicación con los alumnos y sus familias son los ejes sobre los que debe pivotar cualquier estrategia que persiga incrementar su valoración.
P – Volvamos la mirada al futuro. ¿Seremos más conscientes de la importancia de cuidar los recursos naturales, sabremos ser una sociedad más solidaria y más generosa en oportunidades? ¿Estamos educando para un futuro mejor?
R – Sin duda, de no ser así las escuelas no tendrían sentido. La pregunta es si lo estamos haciendo suficientemente rápido. La mayor parte de los centros educativos incorporan programas de educación en valores que trabajan en esta línea. En nuestro caso el Plan de Educación en Valores es un eje transversal en el proceso de enseñanza aprendizaje y da sentido nuestro proyecto educativo.
Actualmente estamos integrando los ODS dentro del nuevo Plan Estratégico del Centro
P – Urdaneta es un colegio destacado en muchas facetas, que construye su propuesta educativa en torno a diversos valores de fuerte solidez. La sociedad cada vez percibe como más importantes los compromisos medioambientales. ¿Cómo se observan desde el colegio la Agenda 2030, los objetivos de desarrollo sostenible?
R – En el colegio comenzamos trabajando los objetivos de la Agenda 21 hace mucho tiempo. El Gobierno Vasco nos certificó como Centro Sostenible en 2018. En la actualidad el trabajo, que se articula desde la Agenda 2030, ha generado numerosas iniciativas en todos los niveles, está integrado en el Proyecto Educativo y alcanza a todos los ámbitos que conforman la comunidad educativa: alumnos, personal del centro, familias, AMPA, y también a nuestras empresas de servicios.
En este último sentido, tengo que destacar la estrecha colaboración que mantenemos con Gastronomía Baska, su total sintonía con los compromisos adquiridos por el centro y su disponibilidad para trabajar de forma coordinada.
Actualmente estamos integrando los ODS dentro del nuevo Plan Estratégico del Centro. Esta integración asegura un tratamiento idéntico al resto de los objetivos que conforman el Plan Estratégico y garantiza el avance en la consecución de los mismos.
P – Por favor, exprese un deseo para el curso 2021-2022; y díganos, ¿tiene esperanzas fundadas en el cumplimiento de su deseo?
R – Nuestro deseo no puede ser otro que la vuelta a una situación de normalidad en la que, de nuevo, podamos poner todos nuestros recursos y toda nuestra atención en la mejora del proceso de enseñanza-aprendizaje y en los servicios que prestamos a los alumnos y sus familias. Estamos seguros de que va a ser así.