En septiembre se temía que la reactivación de la actividad en los colegios supusiera un repunte alarmante de la pandemia. Pero no sucedió. Por supuesto han existido contagios en los colegios, pero las comunidades escolares han demostrado una gran capacidad para manejar su actividad en términos de responsabilidad y eficacia. 

Ver cómo el alumnado ha entendido su papel y lo ha ejercido, ver cómo el profesorado y todas las personas vinculadas con la actividad se han desenvuelto con seriedad y solvencia (y mucha paciencia y mano izquierda) ha sido una inyección de optimismo para las familias y para el conjunto de la sociedad. Como se dice coloquialmente, hay futuro.

El papel jugado por Gastronomía Baska se ha alineado con la seriedad del conjunto del sector. Nuestro personal ha recibido formación y medios de protección, contribuyendo en lo posible a que el tiempo de comedor haya sido un tiempo seguro y aportando una nutrición rigurosa y equilibrada. A estas alturas del curso, basta sopesar lo que el alumnado come diariamente en los colegios atendidos por Gastronomía Baska con lo que comía durante el confinamiento para extraer una conclusión: en general, los niños y niñas comen más variado y equilibrado en los colegios que en sus propios hogares. Y comen mejor, porque comen en manos de profesionales y en un marco de control muy exigente y elaborado. 

Así que el alumnado no sólo necesita el colegio para aprender y socializar, sino también para alimentarse con variedad, buen gusto y criterios nutricionales. 

En Gastronomía Baska, todos y todas queremos manifestar nuestro reconocimiento y admiración al conjunto del tejido educativo. Y también hemos consolidado algo que ya sabíamos: nuestro propio papel es importante para el alumnado y para las familias o, lo que es lo mismo, para la sociedad en su conjunto.

Ojalá todo se desenvuelva positivamente en lo que queda de curso y en el nuevo año. Nosotros empujaremos todo lo posible en esa dirección. 

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